¿Quién le teme a la traducción automática?

 

Hay quienes usan traducción automática para orientarse y quienes lucran con ella. Quiénes traducimos sabemos el tiempo que lleva hacer bien nuestro trabajo y la extensa formación que tenemos detrás para ser capaces de ofrecer servicios de calidad en cada proyecto. Contamos con muchos años de estudios de lenguas y culturas, formación universitaria y capacitación continua, y siempre buscamos la forma de mejorar nuestra oferta de servicios, incorporando la tecnología a conciencia y adaptándonos a los cambios de los tiempos que corren. 

Cuando alguien nos dice que nos van a reemplazar los traductores automáticos, nos sigue causando gracia, como desde hace más de 15 años. Al pobre Adam Driver seguro le encantaría analizar el siguiente caso de estudio.

Un traductor automático no tiene forma de decidir si check in, que aparecía dos veces en la oración original, se refiere a pagar, a facturar o a registrarnos, con todo lo que se suele hacer durante este paso, como despachar equipaje en un aeropuerto. Tampoco puede optar por dejar el término en inglés, como es necesario dado su uso, en el segundo caso. Funciona sobre la base de repeticiones y generalizaciones; no interpreta las palabras según el contexto ni reconoce excepciones a las normas (algo que abunda en las lenguas). Entender cuáles son los límites de estas herramientas sirve para evitar posibles errores, confusiones y papelones, como el del cine chileno. También nos da una pista de lo que los traductores automáticos pueden generar si se emplean para fines que exceden su alcance. 

Algunas empresas de subtitulado que se hicieron tristemente famosas en el último tiempo por la mala calidad de sus subtítulos emplean traducción automática para reducir costos de honorarios de traducción profesional. El servicio que ofrecen a las grandes plataformas de servicios de streaming se compone actualmente de dos partes: a la primera traducción hecha de manera automática le sigue la posedición a cargo de personas que tienen la tarea de corregir y enmendar todo lo posible los resultados de esa primera parte, que, como vemos en el caso de estudio, tienen altas chances de fallar. Hasta hace muy poco, las partes eran tres: traducción, corrección y control de calidad, y estaban a cargo de dos o tres personas distintas. Además de tener menos trabajo, mis colegas que siguen «colaborando» con estas empresas cobran menos, porque claro, la tarifa de posedición es inferior a la de traducción, ya que la posedición es considerada una especie de corrección, aunque el esfuerzo sea mayor. Digamos que la ecuación actual sería parecida a la del siguiente esquema.

 

MENOS traducción profesional: reemplazada por TA + posedición

MÁS ganancias para estas empresas de subtitulado 


= efecto negativo sobre la calidad de cualquier serie, película o documental. Los errores pueden afectar desde la construcción de los personajes, la consistencia o verosimilitud del relato y los aspectos culturales hasta la trama misma.

 

Las empresas que subestiman el trabajo de quienes traducimos subestiman igualmente al público que consume los productos que requieren de traducción para llegar a él y descuidan la calidad con la ilusión de que no se note. Pero es imposible no notarlo y el engaño les juega en contra.

Mientras tanto, la unión entre quienes ejercemos profesionalmente la traducción, la corrección y la interpretación de manera independiente nunca fue tan grande. Hay cientos de asociaciones profesionales en todas partes del mundo que alertan sobre este tipo de situaciones y nos ayudan a defender nuestra profesión. Las personas que forman parte de la industria del entretenimiento –guionistas, actores, actrices, directores y directoras, etc.–  deberían temerle a la traducción automática y a la posedición, ya que estas afectan negativamente sus trabajos. Por su parte, los abonados y las abonadas de servicios de transmisión directa  podrían exigir que no se escatime en el subtitulado o doblaje de sus series y películas favoritas que muchas veces son megaproducciones con presupuestos millonarios.

A continuación, comparto artículos y publicaciones sobre el tema, para quienes deseen profundizar.

Pueden encontrar una descripción más detallada de cómo funciona la traducción automática en el siguiente artículo.

https://theconversation.com/the-problem-with-machine-translation-beware-the-wisdom-of-the-crowd-171913?fbclid=IwAR1KuRvU4Do7D2J0kBx4KNjR3i7uA6p3GpJTswe4BrjxWhPBOzew9DGtIrU

 

Acá les dejo un ejemplo de una asociación europea de profesionales de la traducción alertando sobre esta tendencia.

ATRAE explica que una empresa intermediaria emplea una traducción automática para la serie coreana, que luego edita un humano “por menos de un tercio de su tarifa habitual” 

https://elpais.com/television/2021-10-14/los-traductores-espanoles-protestan-por-los-mediocres-subtitulos-de-el-juego-del-calamar-hechos-por-una-maquina.html

En el video siguiente pueden encontrar ejemplos de errores en la traducción de los subtítulos en inglés de El juego del calamar que afectan la construcción de los personajes: 

https://fb.watch/aiIYrCkUcE/

No quedan dudas. La traducción automática es altamente falible; para traducciones profesionales hay que recurrir a profesionales de la traducción y la posedición no es una actividad sustentable para nadie que se precie de tal.

 

Cecilia Palluzzi

 

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